Inicio

La acción preventiva, como proceso de mejora continua, requiere una atención constante respecto a su efectividad con el objeto de realizar los cambios y ajustes necesarios.

Para ello es vital obtener los datos necesarios para el análisis de dicha efectividad y convertir esos datos en información. Y es así donde entran en juego los indicadores y los cuadros de mando o tableros de control.

Existen múltiples definiciones de “indicador”, pero todas coinciden en que son medidas, o comparaciones entre dos o más tipos de datos o variables, que proporcionan una visión cualitativa o cuantitativa observable sobre la situación y evolución de la seguridad y salud en el trabajo en la organización.

Normalmente lo que registran los indicadores son la evolución de una variable en el tiempo y su comparación con el objetivo o meta que se haya determinado. También pueden comparar la evolución entre distintas variables.

El objetivo último de los indicadores es proporcionar información sobre las actividades, procesos, características y comportamientos relacionados con la seguridad y salud laboral para poder determinar su estado y predecir su evolución con el fin de facilitar la toma de decisiones para su mejora continua.

Los indicadores y los tableros de control sirven para generar información útil para todo el ciclo de vida de la actividad preventiva, desde el diseño hasta evaluación final, pasando por los métodos de toma de decisiones, la planificación, la implementación, los procesos, los programas, etc. Con ellos se facilita la monitorización del cumplimiento de objetivos, metas, acuerdos o estrategias, la cuantificación de los cambios y el seguimiento de la evolución para poder tomar las medidas más adecuadas. También pueden ser un potente instrumento de comunicación y de sensibilización.